Yo quería ser artista.
Pero la Universidad me enseñó que el Arte era para los más grandes, unos pocos elegidos.
Ahora bien, también aprendí que el arte podía invadir todo lo que hicieras ...
... que podías vivir rodeado de belleza, y eso es lo que hice.
Una amiga me propuso entrar a trabajar en una escuela experimental del mundo del escaparatismo y me acerqué. Esta oportunidad me permitió conocer el increíble mundo del arte efímero. La disciplina del escaparatismo, te permite crear infinidad de recursos y aprovechando las técnicas de Arnheim, me dispuse a soprender al mundo del Retail.
Guillem Forcano, mi mentor, me enseñó a moverme dentro del sector y también conectar con el cliente, la técnica más importante.
Mi propuesta de negocio me permitió convertir todos mis conocimientos artísticos en escenarios comerciales, creando todo tipo de escaparates. Pasé unos años fantásticos jugando con los colores, las formas, los volúmenes y los productos, con las simetrías y las asimetrías. Mi juego buscaba y lograba siempre un objetivo: emocionar.
Mi experiencia ha ido transformando el juego con el que tanto me he divertido, en una técnica de Visual Merchandising, apoyada por más de 30 años de experiencia y basada en las Bellas Artes.
Hoy, mi estudio mantiene el mismo factor diferencial que hacía mi concepto único años atrás; la sensibilidad artística en valores intangibles. Una sensibilidad que nos permite descubrir las enormes posibilidades que tiene cada negocio, para así diferenciarlo y conseguir emocionar, conectar con los clientes y, en definitiva; triunfar en el mercado.
Andreu March i Jornet
